Nos empeñamos en caminar siempre en una dirección, en caminar
por el mismo camino, sin cambiar de rumbo. Intentamos esquivar todos los
obstáculos por más que nos cueste, levantarnos y seguir aunque tengamos miles
de heridas. Sin entender que al acabar un camino otro comienza, puede que con
más o menos obstáculos, con más o menos daños; pero al final siempre llega,
emprendemos un camino que nos lleva a la felicidad, un recorrido en el que ya
no hay más piedras que no podamos saltas, ni más obstáculos que no podamos
esquivar sin riesgo. Todos tenemos un camino adecuado, solo hay que saber
cuando seguir y cuando cambiar de dirección, y elegir bien con quien caminar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario